La segunda parte comprende la instalación
de los pilotes de la edificación los cuales inicialmente eran de 20 metros de
largo, para hacer un encofrado triangular, a la final terminaron añadiéndole 8
metros más a los pilotes, y hay 250 de éstos, con un total de 10 kilómetros todos
juntos.
La tercera fase de la obra se
trata de los cimientos. Perforaron el lecho marino a 180 metros de profundidad
sin encontrar roca sólida, por lo que se vieron obligados a encajar los pilotes
de acero y hormigón en la profundidad de la arena compacta y calcificada, para
que trabajaran por fricción de piel, que es cuando dos superficies rugosas
impiden el movimiento de una con la otra.
Luego de empezar a levantar la
estructura, se dieron cuenta de que las paredes de hormigón no soportarían los
fuertes cambios de temperatura y los vientos y lluvias del lugar, por esto se
vieron obligados a hacer un exoesqueleto, para reforzarlo.
El Burj Al Arab consta de una decoración
muy llamativa, llena de lujos y de cosas que, si se quiere, representan toda la
cultura árabe, incluyendo todas las comodidades para sus huéspedes.
Finalmente fue inaugurado en
diciembre de 1999.
Luego de ver éste documental de
la construcción del Burj Al Arab, mis ganas de aprender y mis ansias de hacer
cosas así, emblemáticas, se han despertado aún más, me parece fascinante la
manera en la que manejaron todos los conflictos que se iban presentando a lo
largo de toda la obra, y que el arquitecto ideó grandes soluciones para llevar
a cabo su sueño, esto me inspiró.
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